miércoles, 12 de septiembre de 2018


Proveniente de la página Reflejos de Luz les comparto esta oración para el inicio de cursos escolares: 

BENDICE, SEÑOR NUESTRA LABOR

Padre, al entrar en nuestro lugar de trabajo, deseamos invocar Tu Presencia para darte gracias por este nuevo día, por este nuevo año que ha iniciado.
Te pedimos tu paz, tu gracia, tu misericordia, te pedimos que benditas todo lo que hable, piense, decida y haga dentro de nuestra institución.
Bendice nuestros proyectos, ideas y todo lo que realice, para que aún nuestros más pequeños logros sean testimonio de tu gloria.
Bendice, Señor, a nuestros compañeros de trabajo, a nuestros alumnos y a todas las personas que este día se relacionen conmigo.
Renueva nuestras fuerzas para hacer nuestro trabajo de la mejor forma posible.
En este día te pedimos, Señor, un corazón generoso para atender con amabilidad a todas las personas y no ser indiferente a sus necesidades.
Ojos para descubrir lo mejor en los que me rodean.
Una boca que sonría con frecuencia, que diga frases optimistas y que enmudezca para los rumores y palabras ofensivas.
Dos manos que trabajen honradamente y con entusiasmo, para satisfacer las necesidades de nuestras familias.
Mente abierta a todas las ideas, para pensar bien de los demás y entender sin prejuicios a los que piensen diferente a mí.
Especialmente, Señor, danos una fe profunda para creer en Tu palabra y una voluntad decidida para actuar correctamente y hacer el bien.
Señor, cuando esté confundido guíame, cuando me sienta débil, fortaléceme, cuando esté cansado lléname con luz del Espíritu Santo.
Te pedimos que en este día el trabajo que haga y la manera cómo lo haga, esté de acuerdo con Tu palabra y Tus mandamientos.
Y te lo pedimos, Señor, que cuando terminemos nuestro trabajo de hoy, nos conduzcas con seguridad hasta nuestro destino. Amén.

INFLUENCIA DEL EDUCADOR CRISTIANO…
Como educadores, debemos reconocer la influencia que nuestra vida ejerce sobre nuestros alumnos. Ante ellos, nosotros somos un representante de Jesús, y lo que ellos nos vean hacer, guiará, en gran parte, el destino de sus vidas. Tratemos de ejercer sobre ellos una influencia positiva.
El educador enseña un poco por medio de lo que dice, algo más por medio de lo que hace, mucho más por medio de lo que es, por medio de lo que testimonia día a día.
La vida y la personalidad del educador es la lección más poderosa que podemos enseñar. No son, en primer lugar, las elocuentes palabras que influyen en el joven, sino la vida del educador cristiano: una vida entregada de lleno al Señor Jesús y al prójimo.

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