Proveniente de la página Reflejos de Luz les comparto esta oración para el inicio de cursos escolares:
BENDICE, SEÑOR
NUESTRA LABOR
Padre, al entrar en nuestro lugar de trabajo, deseamos
invocar Tu Presencia para darte gracias por este nuevo día, por este nuevo año
que ha iniciado.
Te pedimos tu paz, tu gracia, tu misericordia,
te pedimos que benditas todo lo que hable, piense, decida y haga dentro de
nuestra institución.
Bendice nuestros proyectos, ideas y todo lo que realice, para
que aún nuestros más pequeños logros sean testimonio de tu gloria.
Bendice, Señor, a nuestros compañeros de
trabajo, a nuestros alumnos y a todas las personas que este día se relacionen
conmigo.
Renueva nuestras fuerzas para hacer nuestro trabajo de la
mejor forma posible.
En este día te pedimos, Señor, un corazón
generoso para atender con amabilidad a todas las personas y no ser indiferente
a sus necesidades.
Ojos para descubrir lo mejor en los que me rodean.
Una boca que sonría con frecuencia, que diga
frases optimistas y que enmudezca para los rumores y palabras ofensivas.
Dos manos que trabajen honradamente y con entusiasmo, para
satisfacer las necesidades de nuestras familias.
Mente abierta a todas las ideas, para pensar
bien de los demás y entender sin prejuicios a los que piensen diferente a mí.
Especialmente, Señor, danos una fe profunda para creer en Tu
palabra y una voluntad decidida para actuar correctamente y hacer el bien.
Señor, cuando esté confundido guíame, cuando
me sienta débil, fortaléceme, cuando esté cansado lléname con luz del Espíritu
Santo.
Te pedimos que en este día el trabajo que haga y la manera
cómo lo haga, esté de acuerdo con Tu palabra y Tus mandamientos.
Y te lo pedimos, Señor, que cuando terminemos
nuestro trabajo de hoy, nos conduzcas con seguridad hasta nuestro destino.
Amén.
INFLUENCIA DEL EDUCADOR CRISTIANO…
Como educadores, debemos reconocer la influencia que nuestra
vida ejerce sobre nuestros alumnos. Ante ellos, nosotros somos un representante
de Jesús, y lo que ellos nos vean hacer, guiará, en gran parte, el destino de
sus vidas. Tratemos de ejercer sobre ellos una influencia positiva.
El educador enseña un poco por medio de lo que dice, algo más
por medio de lo que hace, mucho más por medio de lo que es, por medio de lo que
testimonia día a día.
La vida y la personalidad del educador es la lección más
poderosa que podemos enseñar. No son, en primer lugar, las elocuentes palabras
que influyen en el joven, sino la vida del educador cristiano: una vida
entregada de lleno al Señor Jesús y al prójimo.
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