lunes, 11 de junio de 2018

Revolución en la Iglesia Católica


Jesús Martín Mendoza / El Heraldo 
La llegada de Carlos Aguiar Retes al Arzobispado Primado de México ha significado una verdadera revolución, que a muchos gusta y a otros incomoda. Desde el primer día de su responsabilidad, decretó “cero tolerancia” a los casos de pederastia en nuestro país.

La pederastia es un gravísimo crimen que ha sumido a la iglesia católica en una de sus peores crisis en sus dos mil años de existencia. Consiente de ello, el Cardenal Carlos Aguiar Retes cristalizó una sorprendente estrategia que le brindaría: credibilidad a la Iglesia, atendería a las víctimas de abuso sexual y neutralizaría a un difícil enemigo que desde hace 30 años señala, cuestiona y condena el abominable crimen en el que incurren algunos de sus ministros de culto.

Contra todo pronóstico, la Arquidiócesis Primada de México firmó un convenio con la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales (SNAP) por sus siglas en inglés. Ambos buscan crear conciencia y educar sobre la urgencia de proteger a los niños y personas vulnerables en el hogar. SNAP aceptó trabajar de la mano con la propia Iglesia, compartirán un protocolo de atención a las víctimas del pasado y de las que pudiesen presentarse hacia adelante.

El documento firmado por Joaquín Aguilar, director de SNAP México y Marilú Esponda, directora de Comunicación de la Arquidiócesis, señala contundente que buscan combatir, desde su raíz, estos casos y trabajar para sanar estas situaciones. Lo más significativo del acuerdo es que ha evidenciado el silencio de analistas, críticos y detractores de la Iglesia mexicana.

Carlos Aguiar Retes ha insistido en que estas acciones han sido inspiradas por la sensibilidad del Papa Francisco, quien ha recibido a las víctimas de abuso en su reciente visita a Chile. Consideró que, si lo ha hecho el Papa, él también tendría que hacerlo, dijo en conferencia de prensa.

Estamos ante una nueva forma de hacer las cosas en la Iglesia católica mexicana, pero no ha sido “miel sobre hojuelas”; las nuevas estrategias no han gustado a algunos en el interior. Ayer trascendió que sacerdotes buscan debilitar al nuevo arzobispo.

Los detractores no están de acuerdo en las nuevas reglas para el seminario, el combate a los pederastas y que una mujer, Marilú Esponda, esté al frente de las tareas de comunicación de la institución religiosa. Está en marcha un reordenamiento dentro de la Iglesia. No será fácil, porque la anterior administración, la de Norberto Rivera, cometió muchos pecados de omisión.


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