Vida Nueva España

PREGUNTA. ¿Se atreve a vislumbrar cómo será la Iglesia en
España en el año 2050?
RESPUESTA. Una Iglesia más pequeña, débil y vulnerable, con
menos poder mundano, pero más evangélica, tratando de aprender a vivir en
minoría y comenzando a plantearse decisiones renovadoras que hoy no nos
atrevemos siquiera a imaginar.
PREGUNTA. ¿Qué problemas en la Iglesia de hoy pueden solucionarse
o, al menos, paliarse con medidas concretas en estas tres próximas décadas y
cuáles ve de difícil solución? ¿Se llegará, por ejemplo, a la ordenación de
hombres mayores casados, al diaconado femenino, a la corresponsabilidad
laical…?
RESPUESTA. Creo que estos problemas no se resolverán fácilmente por
decretos firmados por Roma ni por medidas tomadas en las curias diocesanas. Es
tarde. El verdadero problema es que la fe se está perdiendo entre nosotros de
manera cada vez más acelerada. Las medidas que se tomen sólo podrán ser
llevadas a la práctica por creyentes.
PREGUNTA. En una década, según apuntan algunos informes, es
posible que haya diócesis que no tengan sacerdotes para atender las parroquias.
¿A qué aboca esta situación?
RESPUESTA. La Iglesia del futuro ya no se podrá sustentar en el
colectivo de presbíteros. No solo faltarán sacerdotes, sino que se irán
cerrando seminarios. Dios nos está llevado hacia una Iglesia no clerical. Será
un gran paso hacia una Iglesia más evangélica. Pero, desde ahora, hemos de
trabajar para capacitar a esos laicos y laicas, que serán el sector decisivo
para el futuro de la Iglesia entre nosotros. El mayor potencial para promover
la renovación de la Iglesia en un futuro está en los creyentes laicos y laicas
de nuestras parroquias. Yo me esfuerzo por contribuir con los Grupos de Jesús a
la maduración humilde de hombres y mujeres laicos, que puedan ser sujetos de
una renovación evangélica, introduciendo en la Iglesia lo que el papa Francisco
llama, en Evangelii gaudium, “un dinamismo evangelizador que actúa por
atracción”.
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