Salvador Abascal Carranza / Hoja de Combate
Esta es una carta dirigida al Padre David Fernández, S. J.,
Rector de la Universidad Iberoamericana. Debo aclarar que fui catedrático de la
UIA por más de cuarenta años. El día 18 de abril, traté de opinar en el espacio
que la propia universidad abrió para el público. Nunca en mi vida
universitaria, que fue muy rica y fecunda, conocí un solo hecho de
discriminación, mucho menos a las personas más vulnerables. Curiosamente el
único hecho, absolutamente discriminatorio, fue el que sufrí por la Dirección
de Comunicación Institucional de la universidad al impedirme, en varias
ocasiones, expresar mi opinión sobre la “Semana de la Diversidad”, con el
pretexto de “no hemos podido incluir su comentario, vuelva a intentar”. Intenté
no menos de 30 veces, pero alguien me dijo que el comentario estaba bloqueado
desde la UIA, es decir, que estaba censurado. Es por eso que he decidido
escribir esta carta abierta y así darle mayor difusión a mi comentario.
Pero vamos al asunto que nos ocupa. Quienes han optado por
diferentes caminos de expresión sexual merecen, como todo ser humano, mi
absoluto respeto a su dignidad humana y en especial a quienes sufren por esa
condición. Sin embargo, me preocupa que en mi universidad se destine toda una
semana al tema de la diversidad sexual, en un contexto en el que todo el
programa apunta a la visión, no de los homosexuales, sino de quienes dicen
representarlos, que son una minoría dentro de la minoría que tiene esa
preferencia sexual y que, ellos sí, manifiestan (en todo el mundo) una actitud
excluyente e intolerante; me refiero al lobby LGTBTTTI.
El comentario obligado en este caso, Sr. Rector, es que,
quizás ha observado desde la rectoría a su cargo, conductas inadecuadas de algunos
de los alumnos, por lo cual es necesario organizar todo un foro académico para
“hacer conciencia” sobre los derechos de las minorías sexuales, en cuyo caso
muy mal debe andar la Universidad Iberoamericana, que usted dirige para que
esto ocurra. La segunda posibilidad es que usted, Sr. Rector, haya sido
presionado por el lobby LGTBTTTI y haya cedido a sus exigencias, lo cual habla
muy mal de su liderazgo en la comunidad universitaria. Una “semana de la
diversidad” puede haberle sonado bien. Sólo que la diversidad es el argumento
de los grupos LGTBITTTI para negar la diferencia entre hombre y mujer. Se niega
la identidad biológica de la persona natural, para afirmar la diversidad
artificial de los sexos. Esto crea una gran confusión, que tiene como finalidad
última la deconstrucción de la familia, es decir, su destrucción. Una tercera
posibilidad es que usted, consagrado como sacerdote de la Societate Jesu, haya
aceptado con entusiasmo, negando su formación católica e ignaciana, la
celebración de la mentada semana de la diversidad, porque así conviene a sus
intereses. Esto último es lo que más me asombra, es decir, que usted y los
altos directivos de la universidad se olviden de las raíces jesuíticas de la
Ibero y obedezcan a las presiones de los grupos LGTB , en lugar de acudir a LA
ÚNICA SOLUCIÓN QUE ES EL EVANGELIO. Y no hay mejores argumentos, porque en la
filosofía y la teología católicas está la respuesta. No hay un solo punto en el
programa, por ejemplo, que trate de la tolerancia a la luz del Evangelio ¿No es
la Ibero una universidad de inspiración cristiana, como dicen sus documentos
básicos? ¿Qué no es en el mensaje evangélico, en donde debemos encontrar las
respuestas a todo tipo de exclusión del prójimo? ¿No es el mandamiento por
excelencia amar a Dios a través del prójimo? Pero si la teología católica le
produce escozor, pudo haber acudido a la filosofía de inspiración cristiana
para hacer de esa semana un espacio de verdadera reflexión filosófica. Si aún
eso no le satisface, pudo haber invitado a biólogos, a médicos, a científicos
de diversas ramas, para debatir sobre la naturaleza humana y su verdadera
identidad.
Por otra parte, es ya conocido el hecho de que quienes
forman los grupos de presión del lobby LGTBTTTI son una pequeña minoría dentro de
los que tienen diferente orientación sexual. De hecho, la tiranía del lobby
LGTB se basa en la auto-victimización y se valen de su indiscutible poder
-sobre todo en los medios de comunicación- para querer imponer la agenda de la
“ideología de género" (ya lograron la absurda disposición, esa sí
discriminatoria, de los baños asexuados en la Ibero), que tiene por objeto la
relativización de los valores cristianos que son todavía un tesoro invaluable
de nuestra sociedad mexicana. "Estamos siendo sometidos –dice el Papa
Emérito Benedicto XVI- por la suave tiranía del relativismo". El Papa
Francisco ha advertido, en muchas ocasiones, del poder devastador de la
ideología de género, pero tal parece que la Ibero se ha convertido en un coto
cerrado en el que unos cuantos -incluido usted, si no lo desmiente- tratan de
influir en los alumnos para convencerlos de que -¡en una universidad de
inspiración cristiana!- el cristianismo ya no es la solución, sino la
anticiencia. Como dice el pensador polaco Zygmunt Bauman, vivimos en tiempos
líquidos, y la Ibero se ha hecho también líquida, en lugar de formar, como lo
atestiguamos muchas generaciones de ex-alumnos, hombres y mujeres con sólida
formación profesional y cristiana.
No se espante, señor Rector, si la próxima matrícula baja
considerablemente en número de estudiantes. He leído (ojalá usted también lo
haga) y escuchado muchas opiniones adversas de padres de familia y de
ciudadanos, que ya no confían en la UIA. Quizás ese sea el objetivo, destruir
la obra de los fundadores de la Universidad Iberoamericana, extraordinarios
jesuitas y laicos, porque a ustedes ya no les convence el espíritu ignaciano
con el que fue creada, ¡Qué vergüenza y qué pena!
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