lunes, 18 de junio de 2018

P. Martín Nava: "En el convenio con SNAP, hay que tener las ideas claras"

Centro Católico Multimedial
La firma de un convenio entre la Arquidiócesis de México y la Red de Apoyo a Sobrevivientes de Abusos, SNAP – México, el 4 de junio, no dejó lugar a la indiferencia. Sus defensores argumentaron un noble propósito de “dar la mano”, zanjar diferencias que, en el pasado, fueron como choque de trenes entre el Arzobispado y sus opositores con quienes ahora se pretende un signo de buena voluntad. No sólo se trató de la controversia contra el Arzobispo Primado de México. Del conflicto con el cardenal Rivera Carrera se derivaron otros como las presiones contra sacerdotes llevadas a la arena mediática por el agresivo acoso del SNAP. Con el paso del tiempo, las agresiones disminuyeron hasta el sorpresivo regreso de la organización debido a la suscripción del convenio con el arzobispo Aguiar Retes.

Quien vivió directamente estos desencuentros fue Martín Nava Bello, sacerdote de 53 años de la Arquidiócesis de México, licenciado en Sagradas Escrituras por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma y hasta hace unos meses director de “Casa Damasco”. En el templo parroquial de Santa Martha, monumento histórico del siglo XVI, antiguo convento franciscano del pueblo de Santa Martha Acatitla en delegación Iztapalapa, se dio esta entrevista que reveló hechos y opiniones interesantes sobre la atención de la salud de sacerdotes de la Arquidiócesis de México además de los beneficios y riesgos del convenio con el SNAP, poco explorado en sus potenciales consecuencias.

Casa Damasco, SNAP y la Arquidiócesis de México
Casa Damasco, institución de la Arquidiócesis para la atención de la salud de los sacerdotes, abrió sus puertas en el 2000. Su primer director fue Mons. Marcelino Hernández Rodríguez, quien era obispo auxiliar de México y actualmente titular de la diócesis de Colima. Con experiencia previa en una institución de atención a la salud sacerdotal, Casa Alberione de Guadalajara que implantó el Proyecto Génesis, en la Arquidiócesis de México inició un Programa integral similar al de la capital jalisciense. Como describe Nava Bello, “la idea inicial era que Damasco fuera una Casa abierta de apoyo profesional integral con una visión sostenida por la experiencia de Casa Alberione, mayor que Casa Damasco…”

La intención fue ponerla a disposición de los obispos no como lugar de castigo, anexo o de reclusión; más bien de ayuda integral en las más amplias dimensiones de la persona. Como apunta el exdirector de Damasco, hay “una labor colaborativa desde la persona con dificultades quien busca un apoyo en una institución con personal especializado -médico, psicológico o psiquiátrico- y que no es fácil tener fuera de la Iglesia; no descuidamos el lado espiritual también donde hay un excelente equipo sacerdotal. Por eso quiere ser integral, una comunidad terapéutica…”

Los primeros desencuentros con el SNAP se dieron hacia al 2002 a raíz del escándalo de reprobables y lamentables casos de pederastia a nivel internacional. En México, SNAP presionó a tal nivel que hizo plantones frente a Casa Damasco. A juicio del exdirector, la Red de Apoyo a Sobrevivientes de Abusos “tenía una noción negativa de la Casa en general. No había una visión positiva para reconocerla como centro de apoyo integral. La calificaban de lugar de pederastas donde el cardenal Norberto los encubría o protegía y era completamente diferente. Fue asediada por una semana por la periodista Sanjuana Martínez y el actual director, Joaquín Aguilar. En los plantones, trataban de sacar información retorcida bajo esta consigna de ser casa de pederastas donde se les encubría”.

Las presiones tenían por objeto la obtención de información a partir de expedientes clínicos, sin embargo, “no era obligación de la Iglesia ni de la Casa proporcionarlos a cualquiera debido al carácter confidencial de los mismos. Al personal, médicos, psicólogos y psiquiatras, les obliga el sigilo ético y profesional; presionaban por ese frente, pero sus intenciones eran denigrar la labor de la Casa y echar lodo al cardenal”.

Desde el 2002, el anterior Arzobispo Primado de México estableció directrices concretas para la prevención y castigo de abusos sexuales contra menores. De acuerdo con el sacerdote, Casa Damasco no fue abierta para atención de personas “con este tipo de problemas ni de ministros que tuvieran descendencia. Esas fueron las órdenes precisas. Desde esa época no se aceptó ningún caso de pederastia. El cardenal Rivera siempre mantuvo el respeto a la ley y si había acusaciones, que se procediera en consecuencia. No se iba a encubrir ninguno de los casos denunciados. Por lo tanto, en Casa Damasco no podían ser aceptados”.

La naturaleza de Damasco, afirma el padre Nava, no tiene por objetivo la atención de los casos de pederastia, “más bien el Programa es de apoyo integral al sacerdote que por cualquier motivo psicológico, físico o pastoral, por el desgaste y cansancio, se vea limitado o imposibilitado en su ministerio, es decir, abarca una vasta gama de elementos en cuanto a la salud sacerdotal” y es atendido por un amplio equipo de expertos de la salud física y espiritual.

Nava Bello ha tenido que dejar la dirección del Programa por causas de salud. Ahora, por nombramiento del cardenal Aguiar Retes, el diácono permanente, Dr. José de Jesús Mujica, estará al frente del Programa gracias a la experiencia que su profesión otorga: “Él tiene la ventaja de ser médico y ha colaborado como internista en Casa Damasco. Quizá no conozca bien el ámbito sacerdotal, pero ha trabajado bastante en el Programa. Me parece muy buena la opción la que se ha hecho” afirma el párroco de Santa Martha Acatitla.

Al final, el conflicto de 2002 no tuvo una solución. “No hubo diálogo. Al haberlo vivido personalmente, vi que sólo tenían intención de acercamiento con fines mediáticos. Nunca lo hicieron de buena fe. Tomaron fotos de la Casa, de los pacientes, ventilándolos a los medios. Se retiraron después de una semana, pero andaban a la caza para ver qué lograban. Había un acoso. Prácticamente la protesta se fue extinguiendo”.

El convenio Arquidiócesis – SNAP
Si bien el convenio puede ser bueno para motivar el acercamiento y diálogo, Nava Bello plantea dudas en cuanto a los posibles beneficios. “El riesgo está latente. ¿Qué tanto beneficio puede aportar?Atraer a la prensa parece dejar de saber en qué beneficia darle la mano a alguien que suena a enemigo, no quiero calificarle de esa forma, sin embargo así se le ha tachado. Se les acusó de oportunistas que no buscaban realmente el bien de las víctimas. Quizá este aspecto lo hemos descuidado. Casa Damasco buscó, en alguna ocasión, apoyar víctimas, sin embargo rechazaron la ayuda, están dolidos, muy sentidos, todo lo que huele a Iglesia lo rechazan tajantemente. La ayuda se ha brindado, pero no hemos tenido mucho éxito. ¿Hasta qué punto el SNAP tiene esta visión de apoyar realmente a las víctimas? Y no la otra cara con la que hemos tenido que lidiar a lo largo de estos años, la del amarillismo, la de la explotación mediática que no beneficia a las víctimas y al victimario quien es un ser humano que debe hacer frente a la ley, de eso no puede escapar, pero como persona requiere de apoyo”.

El convenio, según Martín Nava, es muy bien calculado. “A diferencia del cardenal Norberto, se quiere un acercamiento con ellos. Anunciarlo me parece bien para dar a conocer la apertura. En este caso, el cardenal Aguiar está mostrando una nueva política. No hacerlo o rechazarlo podría suscitar el riesgo de que se le califique de encubridor como fue señalado el arzobispo Norberto porque es la etiqueta que le han pegado a todos los que no han querido colaborar con ellos. Pone en buena luz al cardenal Aguiar quien no está dispuesto a tolerar ningún encubrimiento”.

En cuanto al señalamiento sobre la conveniencia de haber trabado convenios primeramente con instituciones eclesiales en lugar del SNAP, el sacerdote indica que “la CEM y el cardenal Norberto habían dado protocolos bien definidos. Evidentemente, la intención del cardenal Aguiar es dar la mano; sin embargo, hay más instituciones que colaboran en la prevención y detección de casos como el Seminario o la Facultad de Psicología de la Universidad Lumen Gentium que colabora en Casa Damasco, es decir, hay instancias; sin embargo, desconozco cuál sería en beneficio de integrar al SNAP cuando la Iglesia ya tiene protocolos o el cardenal Norberto había dado lineamientos específicos. Realmente no sé qué podría aportar, desconozco cuáles hayan sido los términos del SNAP y si fueron evaluados por el cardenal. ¿En qué sentido aportará algo?”, el sacerdote se atreve a recomendar que dicho acuerdo esté bien delimitado para saber en qué colaborará la Red de Apoyo a Sobrevivientes para que no haya sospechas de intereses económicos como en Estados Unidos que han mandado a la ruina a diversas diócesis. “Si hay esto, apunta, evidentemente no debería haberse firmado al no estar en el centro las personas. Si hay este sentido de colaboración en favor de las víctimas y de atención también a los victimarios, se deben haber trazado muy bien los puntos que no lesionen a las personas”.

Para Nava, la atención debe ser lo más amplia posible incluyendo hacia los victimarios quienes deben pagar ante la justicia el delito cometido. No se trata de encubrirlos o trasladarlos, según el especialista en su rehabilitación deben ser atendidos humanamente. Se trata de personas que, después de cometer una grave falla, son humilladas y degradadas “es como matarlo, poca atención se ha tenido a esto. Si hay de parte del SNAP una intención sincera y real para atender a víctimas y ayudar a la rehabilitación de victimarios, es decir, un esfuerzo sincero por el bien de las personas, sería un excelente convenio”.

Los protocolos de la CEM
Después de la firma del convenio entre la Arquidiócesis de México y SNAP, algunas instancias dieron cuenta de la labor que se ha venido realizando en cuanto a la prevención y sanción de los abusos sexuales. La Conferencia del Episcopado Mexicano puso a disposición del público las Líneas Guía del procedimiento a seguir en casos de abuso sexual de menores por parte del clérigo de octubre 2016. A través de un comunicado, los obispos de México refrendaban su compromiso para impedir cualquier abuso y fortalecer la cultura de la prevención. A juicio del padre Martín Nava dichos lineamientos son “muy buenos y hacen frente a una realidad teniendo de frente al victimario y su responsabilidad en el marco de la ley y de protección a las víctimas”.

¿Qué es necesario para mejorar?
Nava Bello afirma que uno de los aspectos a mejorar es la formación sacerdotal. “Con los cambios que el cardenal realiza en la institución del Seminario hay que incluir, como he propuesto, las correctas evaluaciones sobre los candidatos. Todos, como seres humanos, traemos cosas que hay que trabajar. A veces la estructura del Seminario, como la hemos conocido, no ayuda, y perjudica para lograr una correcta evaluación en el desarrollo de las personas. Al cardenal Norberto le propuse un Programa de prevención para los candidatos al sacerdocio a fin de evaluar diversos aspectos de su integridad personal además del énfasis en el acompañamiento”. Esta propuesta se viene realizando y necesita fortalecerse en el ámbito del Seminario y del presbiterio en activo.

Finalmente, el exdirector de Casa Damasco dirige una reflexión sobre los fieles quienes son impactados mediáticamente en cuanto a las noticias de abusadores sexuales. “Creo que hay que tener las ideas claras. Si es un delito no vamos a soportarlos, encubrirlo ni mucho menos a celebrar. Es el delito de un ser humano, pero tampoco podemos sentarnos como jueces para señalarlos. Hay que hacer consciencia de esta realidad, no debemos esconderla; sin embargo, al interno de la Iglesia, en lo que yo sé, no es tan grave como en otro tipo de poblaciones, sea en la familia o en el ámbito educativo, sólo que aquí suscita más escándalo desgraciadamente. En este sentido, si en el convenio firmado existe un SNAP que esté por el bien de las víctimas y de atención a los victimarios, entonces sea bienvenido”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario